Hoy empiezo mi relato de una utopía: la recuperación de una especie vegetal llamada Típica Palmera. Es una planta de café que trajeron nuestros abuelos desde el nuevo mundo. Existen muchos relatos y experiencias diversas. Unos dicen que vino de cuba, otros dicen que de Venezuela y así podríamos enumerar muchos más orígenes. Lo que está claro es que hay muy poca información sobre el origen exacto, lo que es cierto (y todos estamos de acuerdo) es que vino de sudamérica junto con nuestros abuelos, antepasados inmigrantes en sus bolsillos o en cajas de cerillas como si fuese diamante sin pulir para plantar en su tierra de nacimiento con el retorno a las Islas Canarias después de haber tenido el valor de emigrar en unas embarcaciones pequeñas y maltrechas para el largo viaje que les esperaba. Algunos nunca llegaron a su destino. Ni siquiera avistaron la tierra tan anhelada. Para ellos el sueño se truncaba desapareciendo en el fondo del atlántico.
Quizá sean estos relatos que me contaba mi abuelo, los que me hicieron llenarme de fuerza y tanta pasión para empezar este camino lleno de malas hierbas, zarzas y algún brezo. La recuperación de la Típica Palmera fue un camino más largo de lo que pensaba al principio y no estaba preparado, pero estos relatos antiguos me llenaban de valor sólo ante el peligro. De correr el riesgo de fracasar y ser una víctima más que quedaba en el camino como aquellos que quedaron en el Atlántico sin cumplir sus sueños. Lo mío sabía que no iba a ser el mal tiempo o el oleaje en la mar sino por no tener las herramientas necesarias para garantizar el proyecto de una plantación de café en La Palma, y más cuando sería el primer monocultivo de café, ya no en La Palma sino posiblemente en la provincia de Tenerife, con más de 500 plantas.
Es muy duro, más cuando a los que les pides ayuda no te creen o simplemente no te apoyan como algunas instituciones o políticos que deberían preocuparse un poco más del sector primario y te dejan sólo a tu suerte sin herramientas para afrontar la lucha sólo con las manos desnudas para el trabajo de la recuperación de unas plantas olvidadas en la oscuridad llamadas cafetos, que nuestros abuelos trajeron como si de diamantes se tratase para enriquecer nuestra cultura culinaria con mucha ilusión a nuestras islas.
Bueno no me quiero poner melancólico ni culpar a nadie de lo duro que ha sido este viaje en solitario porque ya se ve la luz al final del túnel. Sólo quiero diferenciarme de estos escapistas que sólo venden humo y mentiras.
Bienvenidos a todos los que visiten esta página con sabor y olor a café y también , porqué no, a pioneros que tengan una idea singular aunque no sean comprendidos.
Hoy en día ya se ven los frutos , produciendo pequeñas cantidades que ya probamos la familia y algunos amigos y otras personas (algunas expertas en el tema y otras simplemente interesadas) en hacer catas y ver la calidad del grano cosechado.
Quería contar a otros cómo empezó mi experiencia con este viaje en solitario sin ayudas de ningún tipo. Quería animar a otras personas que tienen una idea por muy loca que le parezca a seguir adelante. Yo tuve que oir de todo. Pongo algunos ejemplos que seguro que os sonarán como muy familiares:
Los más triste de todo esto es cuando hablaba con algún político y ni siquiera me miraban a la cara, demostrando así su interés por la recuperación de una planta casi en peligro de extinción. Mi intención no es dar lástima a nadie pero sí describir con pocas palabras lo duro que ha sido, por eso animo a todos que, cuando la idea es el origen de algo nuevo luchen por ello. Si realmente creen en ello ¡querer es poder! y todo lo que damos a la tierra, ella nos lo devuelve por partida doble.
Todo comenzó con mis abuelos hace más de 40 años cuando nos ponían a mis hermanos y a mí a recoger unas bayas rojas de una planta que tenía en las orillas de los huertos de una plantación de plátanos en una zona llamada el cardal (Los Sauces), junto a unos durazneros que podías llegar a ellos en la noche tan sólo con el olor que desprendía entre tanta oscuridad, que te embriagaba. Recuerdo cuando nos peleábamos los hermanos porque uno molía más que otro y se nos caía la gavetita de madera al suelo. No sé si se acuerdan del típico molino de madera del que estoy hablando que, casi en todas las casas de ese tiempo era lo normal. Ese era el momento en el que aparecía mi abuela con la pantufa en la mano, dispuesta a explicarnos que ese era el café que tomaba el abuelo y (claro) nos echábamos a correr cuando nos iba a pegar. Cabreo monumental de la abuela por haber tirado el café al suelo. He de resaltar que la técnica que tenía lanzando las dichosas pantufas era increíble porque siempre nos alcanzaba a uno de nosotros. Era tal la destreza que tomaban hasta las curvas.
Después de estos recuerdos entrañables se me ocurre la idea de revivir todo esto 40 años después. Cual fue mi sorpresa cuando me di cuenta que la mayoría de las plantas de café habían desaparecido de los huertos que yo recordaba verlas así como de toda la Isla de La Palma y era difícil encontrar algunos ejemplares de cafeto. Mochila al hombro me propuse rescatar algunas semillas y plantas para plantar en mi finca de Los Tilos siendo difícil porque sólo quedaban algunas plantas residuales en la Isla de La Palma sin saber que estaba haciendo una recuperación de la especie casi extinguida en La Palma descubriendo algunos ejemplares residuales de una variedad autóctona: la Típica Palmera por las mutaciones sufridas durante todas esta décadas de adaptación al ecosistema isleño. Creo que no me equivoco cuando afirmo que podemos hablar de una raza única.
La Típica Palmera es muy similar a lo que pasó en Agaete (Gran Canaria).
Hoy se me alegra el alma porque parece que, después de años remando en solitario, por el sueño de mi cafetal, el Cabildo Insular de La Palma recoge el testigo haciendo unas Jornadas para revalorizar el cultivo del café en la Isla de La Palma en 2017.
Hay un grupo de agricultores que les ha suscitado curiosidad el cultivo, y se habla de plantar y de formar una Asociación para unificar criterios y esfuerzos, para que este movimiento cafetero comience a caminar. El Cabildo Insular de La Palma tiene pensado hacer semilleros de plantas de café para ayudar a los nuevos agricultores que quieran plantar café.
Me reconforta la idea que de ya no ser el único remando en este bote llamado caficultura. Hace unos años que estoy cosechando café y la calidad en cualquiera de los procesos es extraordinaria. Gracias a que pude traer unas máquinas (traídas desde Colombia) para procesos como despulpado y trillado a falta de una tan deseada tostadora para cerrar el círculo y poder desarrollar todos los procesos para poder comercializar el café en La Palma. Espero que la Asociación (que ya está fundada y que tengo el honor de ser Presidente) defina un rumbo claro y podamos seguir soñando con tener uno de los cafés más exitosos de Europa, como mínimo.
Después de ser el pionero y la inspiración de este movimiento cafetero (que empieza a no ser una moda pasajera), parece que el camino ya no es tan duro, y se suaviza el poder hablar de café y que no te miren como si fueras un extraño.
La labor de rescatar una variedad nuestra, casi en el olvido, ahora valoro el trabajo realizado, aunque no siempre reconocido por entidades públicas o particulares. De todas las maneras el propósito creo que está cumplido. Cuando empecé (2010 – 2011) era un loco y ese cultivo no era rentable.
Hoy en día (2020) me siento orgulloso de ser el Presidente de la Primera Asociación de caficultores de La Palma, poniendo mis conocimientos y experiencia y una gran pasión para que esto funcione y no siendo una alternativa al plátano, sí sea la diversificación de la agricultura en La Palma, y aportar así, un pequeño grano de arena en un mar de ideas que, algunas fructifican y otras no.
El objetivo, como Presidente, es que las generaciones venideras, tengan un abanico más extenso como plantación diferenciada y exótica en la Isla de La Palma, diversificando la paleta de colores que podemos encontrar en nuestros bancales o fincas ya existentes.
Agradecimientos a las personas que han colaborado con este proyecto
OveimR mayor
Es muy bueno q lo nativo no se pierda y prevalesca porque así esta lo natural orgánico y sagrado porque es lo q dejo el creador y no apollar lo adulterado
Patro
Muy buena iniciativa. Donde se podría comprar el café?? Graciaaas!?
admin
Se puede comprar en algunos lugares como en La Molina artesanía pero siempre dependiendo de la producción según temporada.